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Una vida libre de Culpa

Las emociones son sin duda una fuente inagotable de energía, esos impulsos que hacen a las personas actuar en todas las actividades cotidianas. Cada una de las acciones y reacciones que experimentamos nos llevan a ir forjando nuestro carácter de la forma más compleja que podemos imaginar. Pero hay situaciones en nuestras vidas que al causar dolor o impotencia, pueden llevar a formar miedos en nosotros.

Un sentimiento que encaja perfectamente en esta historia es la culpa, emoción que surge cuando sentimos que rompemos un significado personal o social, es decir, cuando hacemos algo que va en contra de lo que familiarmente se nos ha enseñado, o lo que moralmente esta “bien”.  Cuando experimentamos sentimientos de tristeza, dolor, vergüenza, remordimiento o autocompasión, estamos siendo víctimas de la culpa.

El tema está en que como cualquier sentimiento, la culpa puede apoderarse de nosotros y convertirnos en otra persona que no conocemos. Esto simplemente puede convertirse en una traba para poder avanzar con nuestros proyectos y metas personales y profesionales, generando un ambiente en nosotros sin ganas de seguir o sencillamente con muchos miedos para tomar alguna decisión importante.

Como ya vimos, la culpa se produce como una reacción ante una situación  de estímulo que proporciona inestabilidad, al no estar dentro de las cosas que como humanos nos permitimos hacer porque “están bien”. Entonces, al ser víctima de ella entramos en un estado de hacernos muchas preguntas a nosotros mismos, por miedo a repetir la acción que generó en el pasado un sentimiento de culpa. La primera pregunta es ¿Cómo liberarme de la culpa? Sigue estos sencillos consejos.

La Culpa se apodera de mí: ¿Cómo puedo deshacerme de ella?

Ser señalado por cualquier situación es algo que pasa más a menudo de lo que pensamos, siempre existirá alguien que critique tus acciones. Lo importante es no perder el rumbo y saber que lo que haces te hace feliz a ti como persona y que no tiene por qué afectarte si te juzgan o no.

Todos experimentamos este sentimiento en cualquier situación, porque al ser una reacción, la culpa se genera en las acciones más pequeñas, pero, lo que sí está mal es que dejes que ella se apodere de tu vida y de tus decisiones. En primer lugar debes tener presente algo muy importante: el pasado sirve para aprender, pero no es el dueño absoluto de tu futuro, recuérdalo pero no te pongas al servicio de él.

Para eliminar la culpa, debes comenzar aceptándola, esto es, saber que es un sentimiento que va a generarse cada vez que tenga que aparecer y que se va a manifestar en cualquier situación de riesgo. Tratar de negar que existe solo va a llevarte a un clima de preocupaciones innecesarias que lejos de ayudarte a superarla te van a llenar de otras cargas emocionales.

Una vez que aceptes que este sentimiento va a surgir como una acción normal en tu vida, puedes continuar con analizar que te está produciendo este sentimiento y de donde viene tu preocupación para que surja. En muchas ocasiones sucede que nos sentimos culpables pero no tenemos certeza de cuál es la razón de la culpabilidad. Buscar esta razón, va a ayudarte a conocerte y a saber de qué forma puedes atacar este sentimiento sin necesidad de preocuparte por lo que signifique.

Ahora bien, cuando ya sabes lo que te está produciendo este sentimiento, es bueno que analices también por qué te sientes culpable de lo sucedido. Pasa que en diferentes situaciones uno puede sentirse culpable de absolutamente todo lo sucedido pero no mira bien si existen otros actores que tienen parte de culpa en la situación.

Este paso es sumamente importante, pues, no siempre nos detenemos a pensar con sinceridad que tan culpables somos que una situación haya pasado de esa forma. Por ejemplo, en una ruptura de pareja, una de las personas involucradas puede sentirse totalmente culpable de lo sucedido, pero eso es una mala concepción, pues en una ruptura de pareja simplemente hay decisiones en juego de ambas partes y así como para comenzar, para romper también se necesitan dos.

Analizar las cosas que generan culpa es una forma de identificar lo que puedo hacer para liberarme de ella. Por eso, el siguiente consejo es construir sobre la base de tu análisis, que no es más que evaluar si existe la forma de enmendar el daño que se ha hecho, o simplemente aprender de la situación sin cuestionarnos por qué lo hicimos en un momento dado, sino saber que lo hice pero que no es conveniente para mi felicidad volver a hacerlo.

Finalmente, considerar que la culpa es un sentimiento que nos permite aprender y que nos ayuda a crecer como personas. No cargar con ella en el futuro, sin recordar que la situación que nos produjo este sentimiento quizás no sea la más idónea para repetirla una y otra vez. Esto es, “miro en mi pasado lo que me genero culpa, lo analizo y sigo con mi presente y mi futuro”.

Liberarnos de la culpa no siempre es tan sencillo como parece, pues sugiere un análisis interno que muchas personas se niegan hacerse por simplemente no creer que lo podrán lograr y por estar sumergidos en las cargas que no le permiten avanzar. Recuerda siempre que todas las acciones tienen consecuencias y que no todas son positivas.

Sin duda, siguiendo esto que te digo, no todas las acciones tienen consecuencias positivas, pero, siendo positivas o no, cada una de las cosas que hacemos son necesarias para forjar nuestro carácter y capacidad de decisión, siendo nosotros mismos quienes definan cada cosa en su lugar sin tener que caer en un mar de angustia y preocupación.

Lo más importante es ver cada consecuencia, negativa o positiva, como parte de ese gran océano de aprendizaje que es la vida misma, sin condicionar como actuamos y viendo que en algún punto cada vivencia se transforma en algo nuevo que de acuerdo a como lo veamos nos puede ayudar a ser felices y a sentirnos bien en nuestro interior.

Versuasions en Español by Ms. Helena Mendoza

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