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Optimismo: 4 formas de ponerlo en práctica

El optimismo es una actitud, una forma de vida que se puede entrenar, elegir y poner en práctica. Ya sabemos que no podemos controlar lo que sucede fuera de nosotros: el tránsito, el o la jefa, los y las colegas de trabajo y ni mucho menos la forma en que las personas se dirigen a nosotros. Lo que sí podemos gestionar es la manera en que elegimos accionar frente a las situaciones que nos rodean.

El optimismo es una de esas actitudes o herramientas que tenemos de forma natural con nosotros y que nos permite enfrentar distintas circunstancias adversas con esperanza y positivismo.

La buena noticia es que se puede entrenar y que ser o no ser optimistas no es solo una cuestión de la genética ni del entorno en el que vivimos. Veamos estas 4 estrategias para ser personas más optimistas y mejorar así la calidad de vida.

1 Reconocer el pesimismo

Sí, lo primero que debes hacer es reconocer cuando te dejas llevar por el pesimismo, que es el antónimo del optimismo. Si sientes que las situaciones que te tocan atravesar van a terminar mal, que no hallarás una salida y que solo tienes pensamientos negativos al respecto, entonces es hora de reconocer tu lado pesimista. Solo al saber que está allí y al ponerle un nombre sabrás qué puedes hacer para revertir esa actitud.

Cuando notas que solo te rodea una atmósfera oscura y no puedes el torbellino de negatividad, di “basta”, con voz firme y clara. Notarás cómo se detiene y será hora de aprovechar ese segundo de quietud mental para dar vuelta la página y darles lugar a pensamientos un poco más benévolos. Vamos al punto dos para saber en qué enfocarte.

2 Agradecer

“Gracias” es una palabra mágica en todos sus sentidos. Cuando le dices gracias a alguien se abre una puerta de amabilidad y de buenas vibraciones que se sienten en cada célula de tu cuerpo (y en el de tu interlocutor).

Por otro lado, cuando dices gracias de manera silenciosa, también estás generando un campo de positivismo que solo se enfoca en atraer más de aquello por lo que agradeces. ¿Tienes buena salud? Di gracias. ¿Tienes un hogar, una familia, un trabajo? Di gracias. ¿Sientes que no tienes nada por lo que agradecer? Toma papel y lápiz y enumera al menos 5 cosas por las que sientes gratitud y te aseguro que las encontrarás.

3 Darle un lugar a lo que te gusta

Junto a la lista de agradecimientos, te invito a realizar otra lista con las cosas y actividades que disfrutas hacer. Asegúrate de incluir una reunión con esa amiga que te hace reír o te anima, una actividad al aire libre y en un espacio lo más natural posible, y un gustito especial como tu postre o bebida favorita.

Por poquito que creas que es, todo suma y hace su aporte en la construcción de una actitud más optimista.

4 Aceptar tus limitaciones

Vivimos en un mundo que cada vez presenta más conflictos ambientales, bélicos, humanos, de salud, etc. Como mencioné al comienzo, debes aceptar que no tienes la facultad de modificar el mundo, solo tienes el poder de cambiar tú, de concentrarte en lo que tú sí puedes hacer.

Aprender a gestionar tus emociones frente a los conflictos será crucial para cultivar el optimismo; reconocer los pensamientos negativos, la tristeza y el dolor te ayudará a crear tus propias estrategias para ser una persona optimista.

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Traductora Jimena Freytes

Jimena y Eva